A principios de noviembre fuimos al Restaurante Marea Alta. Es un restaurante situado en la planta 24 del edificio Colon. Esta situación hace que tenga unas vistas increíbles de Barcelona. La decoración tiene un toque industrial y marinero, el comedor parece el puente de un gran barco. El chef y director creativo es Enrique Valentín, un madrileño que vino a Barcelona hace 12 años a trabajar en el restaurante Drolma de la mano del Fermí Puig. La cocina del restaurante gira alrededor del pescado, con producto de gran calidad y muy bien trabajado. En la carta podemos encontrar ahumados, conservas, guisos, y pescado o marisco a la brasa.
Visitamos el restaurante para celebrar un aniversario, cabe decir que íbamos invitados, lo que hace que la mirada sea siempre más positiva. Antes de subir al restaurante pasamos por la planta 23 del restaurante donde se encuentra el espacio que llaman Marea Baja. Se trata de una coctelería especializada en sangrías y tapas, con terrazas alrededor de todo el edificio, con vistas panorámicas a toda Barcelona. El local es fantástico y es aquí donde empezamos tomando un aperitivo. La visita comenzaba bastante bien. Después de un rato disfrutando de esta mirada a Barcelona desde la terraza nos llevaron a la planta de encima, en el espacio del Marea Alta. Nuestra mesa estaba ubicada al oeste con lo cual fuimos viendo como caía el sol por detrás de la montaña de Montjuïc.
La comida consistía en una degustación con maridaje. El menú se inició con las caixetas del Delta del Ebro frescas presentadas en una caja llena de hielo, un marisco entre un mejillón y una almeja que no había probado nunca; mejillones en escabeche; boquerones en vinagre y caballa marinada. Continuó con la espuma de brandada de bacalao con trufa y la crema de erizo de mar, ambos platos excelentes. Después gambas de Palamós a la brasa y cocochas de merluza, también a la brasa.
También probamos dos guisos, el primero, unos guisantes con pulpos orejudos, y el segundo, un mar y montaña con espardeñas y carne de cerdo. Para finalizar degustamos un rodaballo a la brasa aliñado con una vinagreta de limón. En este último plato, y como crítica constructiva, hubiera sido más adecuado que la vinagreta la sirvieran aparte del pescado y no en el mismo plato, dando la opción de ponerse o no. El menú finalizó con dos postres, una ensalada de fruta helada muy refrescante y un pastel de almendra y albaricoque. Muy buena elección de los platos del menú de degustación que nos hicieron un recorrido por todos los platos de la carta, idóneo para hacernos una idea general del nivel de la cocina del Marea Alta.
El maridaje fue adecuado para los platos servidos. Tomamos dos vinos blancos fermentados en madera con mucha personalidad; y un vino tinto suave y fresco. Los vinos fueron los siguientes:
Mas Candí QX (Quatre Xarel·los) 2015. Un vino blanco del Penedés monovarietal y criado en barricas de diferentes maderas durante ocho meses. Es un vino complejo, meloso y de gusto alargado. Su acidez lo hace agradable a la cata y es bastante refrescante.
Nana 2014 Albariño. Es un vino blanco de DO Rías Baixas elaborado por Attis bodegas y Viñedos. Es un vino que fermenta con levadura autóctona en barricas de roble francés y una vez finalizada reposa durante doce meses en las mismas barricas con batonages periódicos. Antes de embotellarlo lo filtran y clarifican. El resultado es un vino intenso, denso y fresco. Con un muy buen equilibrio y una fuerte personalidad.
La Estrella 2014. Es un vino tinto elaborado por la bodega Herencia Altès de la DO Terra Alta. Elaborado con Garnacha, Cariñena y Syrah de viñedo propio y de las parcelas menos productivas con una fermentación corta. Es un vino intenso, fresco y amable que combina a la perfección con el pescado a la brasa.
Después de la comida volvimos a bajar al Marea Baja para tomar los cafés y una copa sentados en estas terrazas privilegiadas, con Barcelona a tus pies, contemplando como se iban encendiendo las luces de la ciudad. En este entorno la velada se prolongó mucho tiempo.
En conclusión comimos y bebimos muy bien. Buena materia prima, cocinada con rigor y fundamento en un lugar privilegiado. Sin duda, Marea Alta es el restaurante con las mejores vistas de Barcelona. No es un lugar barato pero su visita es un imprescindible en Barcelona ya sea para pasar un buen rato con amigos, para hacer una celebración, en grupo o con la pareja, o para quedar muy bien con compromisos de trabajo. Cuando haya ahorrado un poco seguro que vuelvo, ya que en la carta ofrecen platos que me gustaria probar.
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