Para terminar, nos puedes contar alguna anécdota culinaria que te haya quedó grabada y que nos puedas contar?
Las anécdotas que recuerdo y recordaré siempre es de cuando estuve por primera vez en El Bulli.
El primer recuerdo es que cuando fui por primera vez al Bulli, debía comenzar un lunes y el fin de semana antes aproveché para ir a Cadaqués y desde allí fui a ver donde estaba el restaurante, a mirar el camino, como llegar, donde estaba la entrada para no perder y no llegar tarde el primer día. Pero cuando llegabas al El Bulli y mirabas por el ventanal grande no veías una cocina, veías dos mesas grandes de acero inoxidable, todo limpio, y parecía más una mesa de quirófano que no un restaurante y yo alucinaba, pensaba dónde estaban los fogones?, donde estaban las cacerolas? En ese momento, en 1997 yo no tenía teléfono ni ordenador y no podía curiosear por Internet el restaurante y claro, me sorprendió mucho la cocina de El Bulli.
Y el segundo recuerdo fue al cabo de unos días de empezar a trabajar que me dejaron probar espuma de humo. Aluciné, una espuma de humo era un concepto tecnoemocional, muy innovador, era un concepto difícil de transmitir: estás vendiendo humo al comensal? Porque el humo no te lo puedes comer, pero es cierto que el humo es parte de la esencia de la cocina, hay muchas cosas ahumadas que son muy buenas en la cocina, nosotros te dábamos esa esencia y lo teníamos que explicar bien, técnicamente y conceptualmente, para que fuera una reflexión de que es la cocina, para mí es muy profundo.
El hecho es que me dejaron probar y me dieron ganas de vomitar, porque yo no estaba preparado para esta cocina, era una provocación. Al fin y al cabo era agua ahumada con un poco de gelatina, le ponían un poco de aceite por encima, y ya está. Técnicamente es muy sencillo, pero conceptualmente es una reflexión de que es la cocina, de cual es tu relación con el cliente, al final es muy profundo.
La experiencia de ir a El Bulli era para comer y para reflexionar. Y eso a mí me ha llevado a una manera de trabajar que he adquirido y que ahora aplico tanto en
Dos Palillos y que es trabajar con conocimiento, teniendo una base muy sólida de conocimiento, seguimos estudiando y aprendiendo para poder avanzar e innovar, pero el conocimiento es básico. Parece mentira que cuando era pequeño era un estudiante malo y ahora, de mayor, he acabado dando clases y conferencias en la universidad, ja, ja, ja!
Y es porqué si haces lo que te gusta y disfrutas de tu trabajo llegas a hacer cosas impensables.
Yo en el Bulli quería aprender, quería saber qué pasa cuando cocinas, cuando preparas un plato, el porqué de cada cosa.